Las diferencias entre la Automatización clásica, la Automatización con Inteligencia Artificial y los Agentes de IA

¡Hola a todos! Bienvenidos una vez más al podcast. Soy Jero Cuevas y hoy vamos a aclarar un tema que genera muchísima confusión, incluso entre mis alumnos y clientes.

Vamos a hablar de las diferencias reales entre tres conceptos que parecen lo mismo, pero no lo son: la Automatización clásica, la Automatización con Inteligencia Artificial y los Agentes de IA.

Entender esto es fundamental si queréis aplicar soluciones reales en vuestros negocios o en vuestro día a día. Antes de meternos en harina, recordad que si queréis aprender a implementar todo esto o necesitáis ayuda con vuestros proyectos, en mi web jerocuevas.com tenéis disponibles mis servicios y mis cursos.

Vale, vamos al lío. Imaginad esto como una evolución.

Primero tenemos la Automatización clásica. Yo la llamo «el seguidor de reglas». Pensad en una automatización como una receta de cocina estricta o unas vías de tren. Son flujos de trabajo predefinidos que siguen un paso a paso y que nunca cambian a menos que tú cambies la regla.

No piensan, solo ejecutan. Es como cuando te levantas por la mañana, te lavas los dientes y te vistes casi sin pensar. Es rutina pura.

Os pongo un ejemplo muy visual: una cafetera programable. Tú la configuras para que haga café a las 7 de la mañana. A esa cafetera le da igual si estás en casa o si te has ido de viaje; a las 7, ella hace el café. Es rígida.

O pensad en el sistema de riego de un jardín. Si lo programas para regar todos los días a las 7, regará aunque esté cayendo una tormenta y el jardín esté inundado. No se adapta, solo cumple la orden. En el mundo digital, esto sería el típico email automático de «Gracias por contactarnos» que te llega siempre igual, le escribas lo que le escribas.

Ahora, subamos un escalón: la Automatización con IA. Aquí es donde entra el «ejecutor inteligente».

La estructura sigue siendo fija (paso 1, paso 2, paso 3), pero ahora hemos metido un cerebro en el proceso. La IA nos ayuda a personalizar o a hacer el resultado más listo.

Volviendo al ejemplo del riego: el sistema sigue encendiéndose a las 7, pero ahora es capaz de analizar los datos del suelo y enviarte un reporte inteligente diciéndote: «Oye, basado en la humedad, quizás mañana necesites más agua». El sistema no cambia por sí solo, pero el contenido es más listo.

En el caso del email de clientes, en lugar de mandar siempre el mismo texto plano, usamos una IA como ChatGPT dentro de la automatización para leer el mensaje del cliente y redactar una respuesta de agradecimiento única y personalizada.

La clave aquí es: Proceso fijo, pero resultado inteligente. Sigue sin ser totalmente adaptativo, pero ya no es «tonto».

Y finalmente, llegamos al nivel superior, lo que está revolucionando todo ahora mismo: los Agentes de IA.

Si la automatización es una máquina, el Agente es como un «empleado digital». Un agente tiene tres cosas: un cerebro (la IA), memoria y herramientas.

Un agente no solo sigue instrucciones; razona, toma decisiones y usa herramientas para conseguir un objetivo. Es autónomo.

Volvamos al ejemplo del café, pero esta vez con un Agente. Un asistente de café «Agente» no solo haría café a las 7. Primero revisaría tu calendario. Si ve que tienes una reunión muy temprano y dormiste poco, decide hacer el café más cargado. Si ve en tu calendario que estás de vacaciones fuera de casa, decide no hacer café.

¿Veis la diferencia? Se adapta al entorno.

En un caso profesional, un Agente de ventas no se limita a mandar un email automático. El Agente recibe un lead y piensa: «¿Qué hago con esta persona? ¿Le mando un email? ¿O mejor le agendo una reunión directamente? ¿O quizás debería redactar un mensaje para LinkedIn?». El Agente decide el mejor camino basándose en la situación, igual que lo haría un humano.

Así que, para resumir y que se os quede grabado:

La Automatización dice: «Hago exactamente lo que me has programado, sin mirar a los lados».
La Automatización con IA dice: «Hago lo que me has programado, pero lo hago bonito y personalizado».
Y el Agente dice: «Entiendo tu objetivo, y yo mismo voy a decidir cuál es la mejor manera y qué herramientas usar para conseguirlo».

Espero que con estos ejemplos ahora tengáis mucho más clara la diferencia, porque saber elegir entre una simple automatización o crear un agente autónomo es lo que va a marcar la diferencia en vuestros proyectos.

Si queréis profundizar en cómo construir estos sistemas, ya sabéis dónde encontrarme, en jerocuevas.com.

¡Nos escuchamos en el próximo episodio!

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